
Lo mejor de la propiedad de vivienda es que no hay propietario que te diga lo que puedes y no puedes hacer. Lo que no es tan genial sobre la propiedad de la vivienda es que no hay propietario para llamar cuando las cosas salen mal. ¿El inodoro saliendo y encendido o sin parar? ¿Fregadero que no drenará? ¿Puerta chirriando tan ominamente como la tapa del ataúd de Drácula? El costo de solucionar estos y otros problemas relativamente menores puede comer …